Comienzan a descubrirse las verdades
Los acontecimientos político-sociales ocurridos en Ecuador en abril, que derivaron en el cese del presidente Lucio Gutiérrez y el ascenso del vicepresidente Alfredo Palacio, sacaron a relucir, fundamentalmente, dos verdades: que la ciudadanía ha constatado nuevamente que cuando sus líderes fallan no le queda otra cosa que dictar las normas y los derroteros y tomarse la justicia por propia mano.
Ya ocurrió con Abdalá Bucaram y posteriormente con Jamil Mahuad: los dos se burlaron del país y ahora se encuentran en el ostracismo al igual que desde ahora, domingo 4 de abril de 2005, se halla aquel remedo burdo de gobernante: Lucio Gutiérrez, el que amenazó con morir en el intento pero que a la final optó por esconderse en un recinto diplomático y fugar disfrazado cual vulgar cobarde.
Pero la ciudadanía ha descubierto también que los medios, entendidos como tales prensa, radio y televisión, poco o nada les importa lo que ocurra. Lo principal que les motiva es la pauta publicitaria y, parece ser, en el gobierno de Gutiérrez hubo arca abierta, al menos para la televisión y, como siempre, lo que si interesó fue aumentar los ingresos provenientes de la facturación por avisaje.
Pero es necesario precisar que en el tema medios hay dos elementos: la gran empresa propietaria de estaciones de radio y televisión y de periódicos y los periodistas que en ella labora. A la primera no le interesó informar, o lo hizo parcialmente, sobre lo que ocurría en tanto que los periodistas, en muchos casos, se jugaron la vida para reportar aquello de lo que eran testigos.
Así que si vamos a fiscalizar a los medios, debemos hacerlo a los propietarios de los medios que, o por cuidar sus intereses, por miedo, por compromisos político-económicos, por avaricia o por lo que fuere no informaron. Los periodistas, empleados de esas empresas, trabajaron a conciencia y, algunos de ellos, merecen todo tipo de felicitación y aprecio.
Lo que ocurrió en Guayaquil fue otro cantar. Un email que circuló ampliamente el domingo 24 de abril, con la correspondiente firma de responsabilidad, dijo:
Subject: pedimos cuentas a El Universo
Es hora de que los medios de comunicación, incluida la prensa escrita -que hasta ahora ha actuado sin rendir cuentas-, asuman su responsabilidad en el profundo e inaguantable estado de crisis y corrupción que vive el país.
La masiva auto convocatoria de decenas de miles de quiteños y de cientos de otros ecuatorianos, entre los que nos contamos muchísimos guayaquileños, está demostrando a las mafias políticas y económicas que los ciudadanos conscientes de este país estamos hartos de la impunidad de la corrupción cínica y totalitaria que estamos viviendo. Y estamos hartos también del estado de cosas que ha impedido, y sigue impidiendo, develar las raíces, los protagonistas y las implicaciones de dicha corrupción.
Ya sabemos que los medios de comunicación de nuestro país no son imparciales, sino que pertenecen a grandes poderes empresariales, estratégicamente amarrados a los poderes políticos de turno. Algunos de esos poderes, dueños de una red de canales y estaciones de radio como el caso de los Isaías, dirigen un tipo de periodismo "perverso", embrutecedor y mentiroso, que en cualquier lugar del mundo sería identificado como periodismo corrupto.
Los ciudadanos que hemos tenido el privilegio de acceder a otros recursos de educación que no sean los programas burdos y deformadores de la televisión local, hemos dicho BASTA a esa televisión. He ahí las imparables llamadas, repletas de indignación, en las que los quiteños, comunicados a Radio La Luna, condenan la falta de cobertura y tergiversación por parte de los medios del fenómeno del cacerolazo. Un fenómeno sin precedentes, que encarna una trascendente demostración de ciudadanía y de levantamiento verdaderamente popular.
Es el momento entonces de pasarle su ajuste de cuentas a la prensa escrita y de preguntarnos: ¿qué hace la prensa en estos momentos históricamente decisivos para el país? Más aún, ¿que participación ha tenido nuestra prensa en el avance del periodismo corrupto? En otras palabras: ¿cuán independiente, ética, veraz y realmente democrática ha sido y es la prensa en el Ecuador actual? Estas son preguntas que queremos formular directamente a El Universo, el periódico de mayor circulación en nuestra ciudad y al que conocemos mucho más de cerca que a los otros.
A juzgar por la ausencia de análisis y espacios editoriales dedicados al fenómeno de la masiva auto convocatoria ciudadana, se diría que no hay una lectura atenta de las noticias verdaderamente trascendentes. A esto se suma el hecho de que el periódico, al igual que todos los otros medios, no ha cubierto suficiente ni verazmente las no tan cuantiosas pero sí dignas manifestaciones independientes que tuvieron lugar en Guayaquil las noches del sábado y domingo recientes.
Al respecto, habría que hacer unas cuantas precisiones. En primer lugar, aclarar que la noticia no es solo el evento sensacionalista protagonizado por famosos o el suceso de crónica roja o amarillista. Seguramente si hubiera estado Jaime Nebot o algún conocido de la televisión, habría habido más cobertura y difusión. Por otro lado, no es ético decir que los manifestantes eran solo estudiantes universitarios pertenecientes a Ruptura 25, liderados por Santiago Roldós -quien no preside a dicho grupo-. ¿Cómo puede obviarse lo visible y evidente? Los protestantes pertenecemos a la ciudadanía en general, jóvenes y adultos, estudiantes y profesionales, de distintas plataformas; convocados en primera instancia por el respetable grupo de Ruptura 25 y vinculados por la urgencia histórica de tomar las riendas de nuestro destino político.
Por último, queremos referirnos al caso de Roberto Aguilar, quien tuvo que renunciar porque el periódico no puede publicar sus verdades, que resultan comprometedoras y peligrosas al poder establecido. No puede llamar prófugos a los Isaías, ni decir que TC miente, ni expresar su admiración por las protestas de Quito. Y le preguntamos a El Universo: ¿hasta cuándo vamos a seguir viviendo en un país donde no se puede llamar a las cosas por su nombre? ¿Hasta cuándo vamos a seguir sumidos en el estado de represión y miedo que las mafias políticas y económicas mantienen? Incorporamos la reflexión del periodista y académico norteamericano John Virtue, respecto al comportamiento antitético en los medios de comunicación. Según este analista, una manifestación importante de dicho comportamiento "... tiene que ver con la gerencia. Es decir, que existe poca o ninguna independencia en la sala de redacción. Las notas se eliminan o se confeccionan, a la medida, para satisfacer a determinados anunciantes, gobernantes, políticos, empresarios o a los intereses del dueño o director de ese medio de prensa." ("Problemas Éticos en América Latina, Revista Chasqui # 61, marzo 1998).
Se supone que vivimos en una democracia, con derecho de libre opinión y prensa libre. Queremos luchar por esto. Ahora más que nunca Roberto Aguilar no está solo. Muchos lectores y ciudadanos estamos con él.
Jeannine Zambrano
Santiago Roldós
Ya ocurrió con Abdalá Bucaram y posteriormente con Jamil Mahuad: los dos se burlaron del país y ahora se encuentran en el ostracismo al igual que desde ahora, domingo 4 de abril de 2005, se halla aquel remedo burdo de gobernante: Lucio Gutiérrez, el que amenazó con morir en el intento pero que a la final optó por esconderse en un recinto diplomático y fugar disfrazado cual vulgar cobarde.
Pero la ciudadanía ha descubierto también que los medios, entendidos como tales prensa, radio y televisión, poco o nada les importa lo que ocurra. Lo principal que les motiva es la pauta publicitaria y, parece ser, en el gobierno de Gutiérrez hubo arca abierta, al menos para la televisión y, como siempre, lo que si interesó fue aumentar los ingresos provenientes de la facturación por avisaje.
Pero es necesario precisar que en el tema medios hay dos elementos: la gran empresa propietaria de estaciones de radio y televisión y de periódicos y los periodistas que en ella labora. A la primera no le interesó informar, o lo hizo parcialmente, sobre lo que ocurría en tanto que los periodistas, en muchos casos, se jugaron la vida para reportar aquello de lo que eran testigos.
Así que si vamos a fiscalizar a los medios, debemos hacerlo a los propietarios de los medios que, o por cuidar sus intereses, por miedo, por compromisos político-económicos, por avaricia o por lo que fuere no informaron. Los periodistas, empleados de esas empresas, trabajaron a conciencia y, algunos de ellos, merecen todo tipo de felicitación y aprecio.
Lo que ocurrió en Guayaquil fue otro cantar. Un email que circuló ampliamente el domingo 24 de abril, con la correspondiente firma de responsabilidad, dijo:
Subject: pedimos cuentas a El Universo
Es hora de que los medios de comunicación, incluida la prensa escrita -que hasta ahora ha actuado sin rendir cuentas-, asuman su responsabilidad en el profundo e inaguantable estado de crisis y corrupción que vive el país.
La masiva auto convocatoria de decenas de miles de quiteños y de cientos de otros ecuatorianos, entre los que nos contamos muchísimos guayaquileños, está demostrando a las mafias políticas y económicas que los ciudadanos conscientes de este país estamos hartos de la impunidad de la corrupción cínica y totalitaria que estamos viviendo. Y estamos hartos también del estado de cosas que ha impedido, y sigue impidiendo, develar las raíces, los protagonistas y las implicaciones de dicha corrupción.
Ya sabemos que los medios de comunicación de nuestro país no son imparciales, sino que pertenecen a grandes poderes empresariales, estratégicamente amarrados a los poderes políticos de turno. Algunos de esos poderes, dueños de una red de canales y estaciones de radio como el caso de los Isaías, dirigen un tipo de periodismo "perverso", embrutecedor y mentiroso, que en cualquier lugar del mundo sería identificado como periodismo corrupto.
Los ciudadanos que hemos tenido el privilegio de acceder a otros recursos de educación que no sean los programas burdos y deformadores de la televisión local, hemos dicho BASTA a esa televisión. He ahí las imparables llamadas, repletas de indignación, en las que los quiteños, comunicados a Radio La Luna, condenan la falta de cobertura y tergiversación por parte de los medios del fenómeno del cacerolazo. Un fenómeno sin precedentes, que encarna una trascendente demostración de ciudadanía y de levantamiento verdaderamente popular.
Es el momento entonces de pasarle su ajuste de cuentas a la prensa escrita y de preguntarnos: ¿qué hace la prensa en estos momentos históricamente decisivos para el país? Más aún, ¿que participación ha tenido nuestra prensa en el avance del periodismo corrupto? En otras palabras: ¿cuán independiente, ética, veraz y realmente democrática ha sido y es la prensa en el Ecuador actual? Estas son preguntas que queremos formular directamente a El Universo, el periódico de mayor circulación en nuestra ciudad y al que conocemos mucho más de cerca que a los otros.
A juzgar por la ausencia de análisis y espacios editoriales dedicados al fenómeno de la masiva auto convocatoria ciudadana, se diría que no hay una lectura atenta de las noticias verdaderamente trascendentes. A esto se suma el hecho de que el periódico, al igual que todos los otros medios, no ha cubierto suficiente ni verazmente las no tan cuantiosas pero sí dignas manifestaciones independientes que tuvieron lugar en Guayaquil las noches del sábado y domingo recientes.
Al respecto, habría que hacer unas cuantas precisiones. En primer lugar, aclarar que la noticia no es solo el evento sensacionalista protagonizado por famosos o el suceso de crónica roja o amarillista. Seguramente si hubiera estado Jaime Nebot o algún conocido de la televisión, habría habido más cobertura y difusión. Por otro lado, no es ético decir que los manifestantes eran solo estudiantes universitarios pertenecientes a Ruptura 25, liderados por Santiago Roldós -quien no preside a dicho grupo-. ¿Cómo puede obviarse lo visible y evidente? Los protestantes pertenecemos a la ciudadanía en general, jóvenes y adultos, estudiantes y profesionales, de distintas plataformas; convocados en primera instancia por el respetable grupo de Ruptura 25 y vinculados por la urgencia histórica de tomar las riendas de nuestro destino político.
Por último, queremos referirnos al caso de Roberto Aguilar, quien tuvo que renunciar porque el periódico no puede publicar sus verdades, que resultan comprometedoras y peligrosas al poder establecido. No puede llamar prófugos a los Isaías, ni decir que TC miente, ni expresar su admiración por las protestas de Quito. Y le preguntamos a El Universo: ¿hasta cuándo vamos a seguir viviendo en un país donde no se puede llamar a las cosas por su nombre? ¿Hasta cuándo vamos a seguir sumidos en el estado de represión y miedo que las mafias políticas y económicas mantienen? Incorporamos la reflexión del periodista y académico norteamericano John Virtue, respecto al comportamiento antitético en los medios de comunicación. Según este analista, una manifestación importante de dicho comportamiento "... tiene que ver con la gerencia. Es decir, que existe poca o ninguna independencia en la sala de redacción. Las notas se eliminan o se confeccionan, a la medida, para satisfacer a determinados anunciantes, gobernantes, políticos, empresarios o a los intereses del dueño o director de ese medio de prensa." ("Problemas Éticos en América Latina, Revista Chasqui # 61, marzo 1998).
Se supone que vivimos en una democracia, con derecho de libre opinión y prensa libre. Queremos luchar por esto. Ahora más que nunca Roberto Aguilar no está solo. Muchos lectores y ciudadanos estamos con él.
Jeannine Zambrano
Santiago Roldós
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